El alien que llevamos dentro
Todos llevamos un alien dentro. Se oculta entre los miles de millones de células que habitan en nuestro cuerpo. Cual “fedayín” fundamentalista, porta una mortal bomba de tiempo en la mochila. Cuando la activa, por alguna extraña razón y sin que nuestro cuerpo lo requiera, provoca la modificación genética de alguna célula sana, y su crecimiento desquiciado y sin control. El sólo hecho de evocar su nombre, provoca temor: se llama cáncer.
Es un alien perverso. Agazapado, espera durante años la ocasión para activar su letal carga. Así ocurrió con mi madre, Victoria, hace dos décadas. De improviso, cayó bajo sus garras cuando, llena de vida e ilusiones, apenas asomaba a los cuarenta y seis años de edad. En una ocasión viajó a Cusco, lo recuerdo como si fuese ayer. A los dos días estuvo de vuelta en casa. ¿Qué había ocurrido? Sólo dijo que, sorpresivamente, sintió mareos, que sentía caer su cuerpo por el lado derecho. Pensó que era el mal de altura. Fue al médico. Luego de examinarla, le ordenó que retorne, y acuda a un centro de salud.
Suelto en plaza, el alien empieza afectar a la estructura biológica que lo cobija. Después, a las vecinas. Luego, las células madre se propagan por el cuerpo humano a través del torrente sanguíneo o linfático. Y cuando menos lo esperamos, ya es demasiado tarde: aparece convertido en una masa amorfa de tejido carnoso, que ahora se llama tumor.
Así ocurrió con mamá. En poco menos de seis meses, tras conocer las habitaciones y pasillos del hospital (entonces del IPSS), en Arequipa, luego de ser sometida a numerosos exámenes neurológicos, tomografías, quimioterapias y una trepanación craneana, se fue a la eternidad. Antes, perdió la cabellera, perdió peso, perdió el movimiento de su brazo y pierna derecha. Finalmente, perdió la vida. El ocho de marzo de 1988, fecha que guardo en las fibras más íntimas de mi memoria, se apagó como una hermosa flor al acabar la primavera. ¿Qué provocó su deceso? Un glioblastoma multiforme, es decir, un tumor cancerígeno situado en el hemisferio izquierdo de su cerebro.
Mamá fue una más entre sus víctimas. El alien cada año acaba con la vida de ocho millones de seres humanos, aproximadamente; casi veinte mil personas diarias. Los científicos aún no pueden asegurar su origen. Pero, se sabe que, a diferencia de la simple gripe o del no menos temible SIDA, no se transmite por contagio. ¡Qué consuelo...!
Su aparición se atribuye a muchos factores. Para unos, antes que una enfermedad, es una maldición, pues, dicen que viene impregnado en nuestro ADN, que se transmite de generación en generación. Y todo indica que es así. Se ha descubierto la presencia de un gen que entra en acción con los genes BRCA1 y BRCA2. Según se ha comprobado, ese bellaco aumenta el peligro de contraer cáncer a la mama entre las mujeres, en un ochenta por ciento. ¿Qué hacer frente a tan alto riego? ¿Cercenarse las mamas sanas? Es la locura del absurdo. Si aquella tesis es verdadera, soy candidato a padecer un cáncer al cerebro, como mamá. Se me ocurre que el alien, tal vez, ya lo tengo dentro o que su mecanismo de relojería empezó a darme la cuenta regresiva y que, tal vez, se frota las manos cuando escribo esta crónica.
“Por la boca muere el pez”, dice el dicho. Y parece que nosotros también. No en vano se asegura que el cáncer viene con los alimentos que ingerimos. El exceso de grasas, las dietas hipercalóricas están relacionados con el cáncer al colon, recto y riñón. Se afirma que el alcohol también hace lo suyo, no directamente, sino a través de su metabolito el acetaldehído.
Por otro lado, no es extraño comprobar que el cáncer va de la mano con el progreso de la ciencia y tecnología. Algunos conservantes de alimentos tienen comprobados efectos carcinogénicos, y han sido retirados del mercado. Cada año, se añaden nuevos producto a la lista cancerígena. De la misma forma, se asegura que la radiación de baja y alta potencia, la energía que viaja por el espacio, también provoca cáncer. Así, la exposición veraniega a los rayos ultravioletas del Sol o a los rayos X, puede ser suficiente para que el alien detone su artefacto mortal sobre la piel y otras partes blandas.
Se debate si el celular, simpático juguetito del mundo contemporáneo, provoca cáncer. Esos adminículos funcionan a través de una red de estaciones de transmisión-recepción, con antenas colocadas en lugares estratégicos de las ciudades y del territorio nacional. Conforman una gigantesca telaraña de ondas que surcan el espacio atravesando puertas, ventanas, metales y paredes de concreto. También, nuestra piel, huesos, tejidos orgánicos y el cerebro. Y las opiniones están divididas. Por supuesto, las transnacionales de las comunicaciones dicen, a pie juntillas, que el celular no causa cáncer. En tanto que los ambientalistas, revolucionarios de la era post muro de Berlín, que sí.
No hay duda que vivimos en un mundo esquizofrénico. Los científicos pretenden encontrar una respuesta a la pregunta: ¿Qué causa el cáncer? Tal vez sería preferible que planteen el problema de manera inversa: ¿Qué no causa el cáncer?
Es un alien malvado. Se regocija con los habitantes de los países medios y pobres. Más del 70% de sus victimas habitan en esos lugares, donde los recursos para la prevención, diagnóstico y tratamiento son limitados o inexistentes. Los ciudadanos de los países ricos no la ven mejor. Hasta hoy, por lo menos, nadie puede escapar de sus garras, ni siquiera las celebridades. John Wayne, George Harrison, Sigmund Freud, Soraya, Rocio Durcal, entre otros, cayeron en sus garras. La lista continúa. ¿Quién sigue ahora?
Es un alien perverso. Agazapado, espera durante años la ocasión para activar su letal carga. Así ocurrió con mi madre, Victoria, hace dos décadas. De improviso, cayó bajo sus garras cuando, llena de vida e ilusiones, apenas asomaba a los cuarenta y seis años de edad. En una ocasión viajó a Cusco, lo recuerdo como si fuese ayer. A los dos días estuvo de vuelta en casa. ¿Qué había ocurrido? Sólo dijo que, sorpresivamente, sintió mareos, que sentía caer su cuerpo por el lado derecho. Pensó que era el mal de altura. Fue al médico. Luego de examinarla, le ordenó que retorne, y acuda a un centro de salud.
Suelto en plaza, el alien empieza afectar a la estructura biológica que lo cobija. Después, a las vecinas. Luego, las células madre se propagan por el cuerpo humano a través del torrente sanguíneo o linfático. Y cuando menos lo esperamos, ya es demasiado tarde: aparece convertido en una masa amorfa de tejido carnoso, que ahora se llama tumor.
Así ocurrió con mamá. En poco menos de seis meses, tras conocer las habitaciones y pasillos del hospital (entonces del IPSS), en Arequipa, luego de ser sometida a numerosos exámenes neurológicos, tomografías, quimioterapias y una trepanación craneana, se fue a la eternidad. Antes, perdió la cabellera, perdió peso, perdió el movimiento de su brazo y pierna derecha. Finalmente, perdió la vida. El ocho de marzo de 1988, fecha que guardo en las fibras más íntimas de mi memoria, se apagó como una hermosa flor al acabar la primavera. ¿Qué provocó su deceso? Un glioblastoma multiforme, es decir, un tumor cancerígeno situado en el hemisferio izquierdo de su cerebro.
Mamá fue una más entre sus víctimas. El alien cada año acaba con la vida de ocho millones de seres humanos, aproximadamente; casi veinte mil personas diarias. Los científicos aún no pueden asegurar su origen. Pero, se sabe que, a diferencia de la simple gripe o del no menos temible SIDA, no se transmite por contagio. ¡Qué consuelo...!
Su aparición se atribuye a muchos factores. Para unos, antes que una enfermedad, es una maldición, pues, dicen que viene impregnado en nuestro ADN, que se transmite de generación en generación. Y todo indica que es así. Se ha descubierto la presencia de un gen que entra en acción con los genes BRCA1 y BRCA2. Según se ha comprobado, ese bellaco aumenta el peligro de contraer cáncer a la mama entre las mujeres, en un ochenta por ciento. ¿Qué hacer frente a tan alto riego? ¿Cercenarse las mamas sanas? Es la locura del absurdo. Si aquella tesis es verdadera, soy candidato a padecer un cáncer al cerebro, como mamá. Se me ocurre que el alien, tal vez, ya lo tengo dentro o que su mecanismo de relojería empezó a darme la cuenta regresiva y que, tal vez, se frota las manos cuando escribo esta crónica.
“Por la boca muere el pez”, dice el dicho. Y parece que nosotros también. No en vano se asegura que el cáncer viene con los alimentos que ingerimos. El exceso de grasas, las dietas hipercalóricas están relacionados con el cáncer al colon, recto y riñón. Se afirma que el alcohol también hace lo suyo, no directamente, sino a través de su metabolito el acetaldehído.
Por otro lado, no es extraño comprobar que el cáncer va de la mano con el progreso de la ciencia y tecnología. Algunos conservantes de alimentos tienen comprobados efectos carcinogénicos, y han sido retirados del mercado. Cada año, se añaden nuevos producto a la lista cancerígena. De la misma forma, se asegura que la radiación de baja y alta potencia, la energía que viaja por el espacio, también provoca cáncer. Así, la exposición veraniega a los rayos ultravioletas del Sol o a los rayos X, puede ser suficiente para que el alien detone su artefacto mortal sobre la piel y otras partes blandas.
Se debate si el celular, simpático juguetito del mundo contemporáneo, provoca cáncer. Esos adminículos funcionan a través de una red de estaciones de transmisión-recepción, con antenas colocadas en lugares estratégicos de las ciudades y del territorio nacional. Conforman una gigantesca telaraña de ondas que surcan el espacio atravesando puertas, ventanas, metales y paredes de concreto. También, nuestra piel, huesos, tejidos orgánicos y el cerebro. Y las opiniones están divididas. Por supuesto, las transnacionales de las comunicaciones dicen, a pie juntillas, que el celular no causa cáncer. En tanto que los ambientalistas, revolucionarios de la era post muro de Berlín, que sí.
No hay duda que vivimos en un mundo esquizofrénico. Los científicos pretenden encontrar una respuesta a la pregunta: ¿Qué causa el cáncer? Tal vez sería preferible que planteen el problema de manera inversa: ¿Qué no causa el cáncer?
Es un alien malvado. Se regocija con los habitantes de los países medios y pobres. Más del 70% de sus victimas habitan en esos lugares, donde los recursos para la prevención, diagnóstico y tratamiento son limitados o inexistentes. Los ciudadanos de los países ricos no la ven mejor. Hasta hoy, por lo menos, nadie puede escapar de sus garras, ni siquiera las celebridades. John Wayne, George Harrison, Sigmund Freud, Soraya, Rocio Durcal, entre otros, cayeron en sus garras. La lista continúa. ¿Quién sigue ahora?
Comentarios
el cancer es asi... llega sin avisar...
en mi colegio una chica murio de leusemia... era menor q yo y la verdad me dio mucha pena... recien empezaba a vivir...
espero q cuando avance la tecnologia hayan curas mejores y menos dolorosas ni penosas para el cancer...
saludos^^
un saludo
Un beso y gracias por tus palabras dejadas en mi blog.
Mi padre murió a los 53 años..con toda una supuesta vida por delante, de un cáncer horrible que le destruyo el esófago…él murió de hambre, de dolor…si que yo puedo entender lo qué tú sientes hoy.
Besos para ti y todo mi cariño y amistad, un abrazo grande.
mar
Saludos.
Marco
ya antes habia visitado tu blog. tienes un exelente blog... te visitare mas a menudo..
sigo leyendo tu blog.
Saludos.
Hola, Rachel. Gracias por tus palabras. Siempre es agradable aparecerse por tu blog.
Hola, m.eugènia creus-piqué. Si tan solo no fuera doloroso, ese alien sería extremadamente generoso. Compartimos una misma historia.
Hola, María: Es increible la cantidad de cosas que puede provocar cáncer. Y del dolor, ni se diga.
Hola, Mi despertar. ¡Gracias!, eres muy generosa. Saludos.
Sí, Mar. Tú, yó, quienes nos leen, o quienes en este momento piensan que es un mal extraño y que sólo le puede pasar a los desprevenidos, bien pueden estar en la lista de espera. Saludos.
Hola, Marquillo. Mi objetivo era dibujar de la mejor manera posible todo lo que hay alrededor de esa enfermedad. Más, no. Gracias por tus comentarios.
Luis, hola. Este alien trabaja en el cuerpo de la víctima. Y parece que tras cada mordida, contempla sonriente a toda la familia y amigos que rodean a su víctima. Saludos.
aquí estoy, conociendo tu espacio..........
tema urticante el que has tocado hoy!!
creo que hay factores como tú dices que pueden provocar esta enfermedad terrible,le agregaría el mental, el de los sentimientos, el del corazón.
hay sensaciones arraigadas en nuestro corazón que nos hacen infelices, como el odio, el rencor, la envidia, etc...que también nos van carcomiendo por dentro y de alguna forma aparecen luego.
obvio, no es para generalizarlo, pero es mi humilde opinión...
según la filosofía hay dos opiniones:una que lo que se siembra se cosecha, y otra es una persona de tan buen corazón que quiere acaparar todo el dolor que pueda, que otro no lo tenga y lo obtiene para sí............
no es la verdad absoluta, obvio y mi verdad relativa!!!!!!
un abrazo enorme y seguimos conectados....
Besitos Eldierto que tengas un hermoso domingo:)
Besos.
Hola, Pato's. Estas en tu casa y la puerta siempre estará abierta. Gracias a tí.
El cáncer es una enfermedad dura, me ha tocado de cerca y sé cómo resulta de difícil llevarla.
También debo mencionar, que las esperanzas siempre deben mantenerse. No bajar los brazos, es una ayuda para mantener lo mejor posible una buena calida de vida.
Te mando un saludo desde Córdoba, Argentina.
Hasta pronto!
Gise, gusto tenerte aquí. Vuelve pronto, por favor. Y tomo nota, la esperanza es lo último que se pierde. Saludos,
Siento infinito lo de tu madre, que lástima...este tema me toca la fibra sensible...
Hace dos años una amiga alemana que vino aquí a estudiar me dijo que tenía leucemia, con 24 años, afortunadamente en su caso logró vencer a la enfermedad...ojala pronto haya cura para esto...
Besitos desde España
Tanais, hola. Esa enfermedad no sabe de edad, nacionalidad, credo, ni nada. Cuando llega, llega. Ojala que pronto se tenga algo para controlarlo, por lo menos.
Esta es tu casa. Cariños,
Edy, siento que el primer escrito tuyo que leo sea tan triste.
Ahora sólo te diré que hace m´´as de 30 años que oí por primera vez la definición de "Cáncer" y al día de hoy, sigue siendo la misma.
Lo has descrito muy bien, pero que muy bien.
Seguro que allí, donde esté tu mamá se sentirá orgullosa de tí.
Edy, graciñas por tu visita. Has visto el blog original,
Tuqueloveas?, me gustaría saber qué opinión te merece.
Un saludo desde Coruña.
Seguiré leyendo lo que has escrito.
Diana
Lo más triste del tema s que creo que nunca se conocerá la manera de combatirlo de raíz porque su tratamiento sigue siendo un excelente negocio para algunos!!!
Sólo podrá ser el día que la humanidad valore en primer lugar al ser humano!!! Llegué a tu post a través del de Gise.....Veo que Lao también anduvo por quí...esta loca Internet...qué insólitas son las redes que teje. Cuando quieras, serás bienvenido a mi rincón...
te devuelvo la visita. Gracias por tu mensaje en mi blog. pasaré con más tiempo apra leerte con detenimiento, besos y hasta pronto!!
A Fernando Manero: Gracias por tus generosas palabras. Intentaré ver las cosas con optimismo. Ocurre que cuando ese alienígena rondó tan cerca, es dificil. Saludos.
Hola, Filomena: Gracias por pasar por aquí. Es tu casa, cuando quiera. Saludos,
Hola, Lilith: Eso es lo más terrible. No tener la seguridad de saber qué provoca la presencia de ese bicho. Mientras tanto, no está demás seguir intentando hacer todo lo necesario para tenerlo lejos. Saludos,
A CintiTa: ¡Bienvenida! Gracias por estar aquí. Esta es tu casa. Saludos y nos seguimos leyendo.
Lo colgaron aquí a título de denuncia, bajo el argumento que no se publicaría en dicho espacio. Sin embargo, como he comprobado que el post sí fue publicado, carece de objeto que este aquí. Además, cuando la diversidad de opiniones se combierte en ajos y mares, no gracias. Paso.
Con respecto al post te comento que mi sobrina fue reinternada hoy en el Hospital de Niños, tiene un quiste óseo aneurismático. No es maligno pero te digo que se comporta como si lo fuera. Hace un mes la operaron y se lo sacaron, le había comido un gran porcentaje de la vertebra, estaba alojado en el cuello. Le dieron el alta y ahora luego de apenas un mes resurgio, ella tiene 12 años...el lunes que viene vuelven a operarla. que feo es esto. un beso y te sio leyendo.
Saludos,
Alex
Filomena: Gracias. Voy a tu blog (aunque no sé como hacer para recorger el regalo). Pero, lo haré. Gracias y cariños para ti.
Hola, Alex: El cáncer esta tan lejos que lo tenemos a la mano. Eso de que los extremos se juntan cae como anillo al dedo en este caso.
Estuve tras la teoría del género denominado "crónica". Y quien, tal vez, mejor describe su naturaleza es Juan Villoro, en "Safari Accidental". Bien dice que la crónica es el ornitorrinco de la prosa: tiene de testimonio, de reportaje, de diario, de entrevista, de cuento, de ensayo, en fin. Es, realmente, una y muchas cosas al mismo tiempo.
Saludos,
besos^^
Que esta navidad lo hayan pasado bien, con mamá, papá, hermanos, abuelos, primos, con todos... No importa si estuvieron sentados al lado de nosotros, en la mesa, a la media noche. Es suficiente que hayan estado en nuestros corazones.
Gracias otra vez.
Un abrazo
Es la primera vez que visito tu blog (he sentido curiosidad al ver tu comentario en el mío) y no sé bien porqué he venido directa a este post.
Me ha llamado la atención la dureza, pero el realismo con el que has descrito la muerte de tu madre, lo directo que eres y lo bien que manejas la palabra.
Un saludo