Especie en extinción

“Siento que me estoy extinguiendo…”, me confiesa Alberto exhalando un profundo suspiro. “No sé qué hacer” agrega con la mirada perdida en el concurrido restaurante del aeropuerto Jorge Chávez, en Lima. Me sorprende. No imagino el porqué de aquellas palabras. Con Alberto compartí las aulas universitarias. Desde esos días Alberto era dueño de una personalidad auto-afirmativa y machista. Al paso de los años, nos graduamos de Abogados simultáneamente. Tiempo después, cada quien contrajo matrimonio. Hoy, sentados alrededor de esta mesa de aluminio y frente a sendas tazas de café, en el segundo nivel del Aeropuerto, la voz de Alberto suena triste y pesimista: “Siento que me estoy extinguiendo...” Alberto siempre pensó que el mundo sólo pertenecía a los varones, que las mujeres eran un complemento decorativo, que eran necesarias para las atenciones ordinarias del hogar, únicamente. Por eso, hace trece años, cuando nació mi hija Miluska y no obstante que él también estaba a punto de ser padre,...